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PABLO SUSO Y NEKANE ZURUTUZA

Una de las mesas de debate del 1er Encuentro hispano-luso de editores musicales © AEDOMLos pasados días 10 y 11 de marzo, organizado por AEDOM, Asociación Española de Documentación Musical, y con la colaboración y apoyo de la Biblioteca Nacional, celebramos en el Museo de la Biblioteca Nacional de España en Madrid, el 1º Encuentro hispano-luso de editores musicales bajo el título La edición musical en el s. XXI en España y Portugal.

En el mismo, representantes españoles y portugueses de distintos ámbitos del mundo editorial ofrecieron su visión de la situación y perspectivas del sector en este momento de cambio. Repartidos en tres sesiones expusieron su punto de vista sobre la problemática y situación de las editoriales musicales privadas; la edición electrónica como nuevo territorio de comercialización y difusión musical, y la problemática y situación actual de las editoriales musicales institucionales y universitarias. Participaron como ponentes profesionales de distintas asociaciones de editores, representantes de editoriales, representantes de universidades e instituciones que trabajan en el área de la investigación, profesionales del sector bibliotecario así como de una startup en la edición digital pudiendo ofrecerse de este modo un amplio abanico de perspectivas diferenciadas.

A lo largo de las jornadas se ha resaltado la importancia y necesidad de mantener y continuar con la producción editorial a pesar de la escasa rentabilidad de la misma para así poder interpretar, dar a conocer y salvaguardar la creación musical de nuestro territorio, manifiesto cultural y patrimonio de nuestro país, por otro lado invisible e inexistente cara a la sociedad ya que no cuenta con amparo en la estructura de la administración estatal, siendo en ocasiones rescatado por editoriales extranjeras. La partitura, aunque pueda sorprender a propios y extraños no tiene la consideración de libro ni de publicación asimilada en la administración ni en la legislación que emana de ella, no cuenta con un estamento que se ocupe de ella y por tanto tampoco lugar en las políticas administrativas de: fomento de utilización, distribución en bibliotecas (por otra parte inexistentes en la mayor parte de los conservatorios), apoyo a la investigación y divulgación de la producción científica en este campo (que actualmente se mide con parámetros acordes a la investigación técnica) u otras, tan necesarias para consolidar usuarios con los que sustentar el sector sin tener que depender de una política de subvenciones continuadas. Curiosamente esta ausencia se produce a pesar de que toda su producción, distribución y conservación implica la existencia de una amplia red de especialistas como copistas, revisores, filólogos, editores que trabajan directamente o relacionados con este campo además del patrimonio cultural que produce y que hemos mencionado. Por ello, las editoriales se unen a través del asociacionismo como ejemplo para intentar incidir en las políticas del momento y dar un vuelco a esta situación. […]

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